viernes, 2 de marzo de 2012

Círculos del cuerpo violentado en Saló: Una semiología total de la realidad

“El lenguaje literario que utiliza el escritor para 
escribir un poema o una novela, o un ensayo, 
constituye un sistema simbólico convencional […] 
El cine, al contrario, es un sistema de signos no simbólicos, 
de signos vivos, de signos-objetos…
El lenguaje cinematográfico no expresa, pues, la realidad 
a través de un cierto número de signos lingüísticos, 
sino a través de la propia realidad”

Pier Paolo Pasolini, 1970

"Si ves Saló... merci de ne pas dégueuler



La obra de Pasolini incluye poesía, narrativa, dramaturgia, ensayos y por supuesto una vasta y reconocida obra cinematográfica. De nacionalidad Italiana, egresado de la Facultad de Literatura de la Universidad de Boloña (1939) fue testigo de los horrores de la guerra de ocupación nazi fascista. Pasolini pasó parte de su adolescencia en la República Social Italiana, llamada por muchos historiadores la “República de Saló” o “República Social Fascista de Saló” Estado creado por Mussolini (1943 -1945).



En el filme 120 jornadas de Sodoma o la escuela del libertinaje del Marqués de Sade (1785) Narra como un duque, un obispo, un juez y un banquero secuestran a un grupo de jóvenes (hombres y mujeres) y los usan para realizar con ellos todas sus fantasías libertinas durante 120 días en un castillo, estableciendo un sistema anárquico, mediante el cual ejercen control sobre sus cuerpos.

Pasolini transpone la novela de Sade a la Italia de Mussolini y crea el filme Saló, un filme sobre el fascismo y una alegoría de la sociedad de consumo: una serie de metáforas de lo que el poder hace del cuerpo humano, su mercantilización y su reducción a una cosa.

Los cuatro autores intelectuales de la captura de las víctimas  y diseño del reglamento dentro del castillo (totalitario y anárquico) son los cuatro protagonistas: el duque (poder político), el obispo (poder eclesiástico),  el magistrado (poder judicial),  el presidente (poder ejecutivo).

(Cualquier parecido con la realidad, no, no es mera coincidencia)

“Nada es más anárquico que el poder. El poder hace lo que quiere y lo que quiere es totalmente arbitrario o dictado por sus necesidades económicas que escapan a la lógica común” Pasolini 1975


La estructura del filme hace alusión a la estructura de la Divina Comedia de Dante ya que propone una división formal en cinco círculos concéntricos que representan el descenso a los infiernos:


Antesala del infierno


Captura de las víctimas y lectura del reglamento mediante el cual se establecen las normas que les harán posible a los personajes principales, la manipulación de los cuerpos de los jóvenes, su degradación y reducción a fetiches.



Circulo de manías


Pasiones simples que representan metáforas del ejercicio del poder, sometiendo cuerpos por medio de actos violentos.


“Es un poder que manipula los cuerpos de un  modo horrible, no tiene nada que envidiar a la manipulación de Himmler o Hitler” (Pasolini, 1975)



Círculo de la mierda


Pasiones complejas  instruidas por los valores alienantes y falsos: los valores del consumo.







“[en la sociedad de consumo] los productores fuerzan a los consumidores a comer mierda… dan cosas adulteradas, malas… los quesos robiola, los quesitos para bebé… son todas cosas horribles que son mierda” (Pasolini, 1975)




Círculo de la sangre



Pasiones criminales, el fin del descenso a los infiernos, una representación de las partes más oscuras del ser humano.
Esta última parte del filme es particularmente terrible ya que al final de los círculos,  se pueden ver una serie de escenas en las que se muestran torturas a los cuerpos de  jóvenes, y haciendo uso de un montaje que acentúa el punto de vista subjetivo de los libertinos pero, a la vez, corresponden al punto de vista del espectador como testigo presencial.



Pasolini hace uso de una “cámara subjetiva” de los libertinos la cual personaliza mediante el uso de una máscara que simula unos binoculares, que observan detalladamente la acción, haciéndonos partícipes de las atrocidades acaecidas en  este último círculo.




En estas escenas, Pasolini usa el silencio para acentuar la distancia que, a su vez, acentúa el sentimiento de impotencia ante dichos acontecimientos violentos. El espectador no puede más que observar  alejado, inmóvil y en silencio los hechos que transcurren uno a uno ante sus ojos.



Pasolini produce un nuevo sentido estético respecto a un hecho real acaecido anteriormente (la existencia de una República Fascista de Saló) al elaborar un discurso poético que se constituye en intercambio con el texto de Sade, con base en el montaje de imágenes que devienen en acciones.

A Pasolini se le atribuye el darle importancia a la acción como lenguaje de la realidad y en Saló el lenguaje fundamental es el de los signos de lo corpóreo, lenguaje que cualquier persona comprende sin mayor problema ya que es usado cotidianamente.

Si en Saló somos capaces de reconocernos mediante  imágenes, a través de signos inmersos en un lenguaje de lo corpóreo, la empatía es ineludible tanto en el papel de víctimas, como victimarios, aunque sea en silencio y a distancia. 

Sí por definición la semiología estudia los signos en la vida social y el cine utiliza estos mismos signos para su construcción, es válido decir que: la semiología del cine es una semiología total de la realidad.






 VII

¡Cuánta alegría en este furor por comprender,
en este expresarse que saca a la luz,
como materia empírea,

nuestra confusión, que en castas superficies
extiende nuestros ofuscados afectos!
La claridad que enciende en ellas

las formas internas, las vuelve objetos nuevos,
verdaderos objetos, y no cuenta, sino que es coraje,
aunque delirante, que en ellos se refleje

la vergüenza del hombre que del Hombre
hace salario, la vergüenza del hombre
más reciente. De este hombre que con sabio

calor ve subir claramente,
en las horribles losas la figura
de sí mismo, su culpa, su

historia. Ve reducidas a la oscura furia
del sexo las exaltantes represiones
de la Iglesia, y desnuda, con la pura

claridad del arte, la prístina razón
liberal; ve celebrada
con brillantes figuraciones

la decadencia de la débil burguesía
ávida aún en su miope
remordimiento y en su cinismo

Pero qué profunda y tranquila alegría
comprender también el mal, qué infinito
regocijo, qué púdica fiesta

en la pasional sed de claridad,
en la inteligencia que, completa, certifica
nuestra historia en nuestra impureza.

(Fragmento VII del poema Picasso 1957, Pier Paolo Pasolini en la colección “Le cenere di Gramsci)