"Los pueblos capaces de la victoria fueron los pueblos capaces de un mito multitudinario. El hombre contemporáneo siente la perentoria necesidad de un mito. El escepticismo es infecundo y el hombre no se conforma con la infecundidad".
José Carlos Mariátegui.[1]
Hace poco leí
el artículo Una propuesta de Armando Bartra, Carnavalizar la política/ politizar
el carnaval en la que el
autor analiza la propuesta de Bartra en el libro, Hambre y carnaval. Dos miradas a la crisis de la modernidad. Cuando
comencé la lectura inmediatamente recordé el texto La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento de Mijail
Bajtin (más tarde en el artículo mencionado el autor lo retoma) en donde se
habla de lo carnavalesco en la obra
de Francois Rabelais. Lo carnavalesco como una forma de visualizar o más bien
ridiculizar, profanar, parodiar, e invertir la “realidad” cotidiana. Bajtin
hace alusión al carnaval en la Edad Media, una fiesta que ocurre en un tiempo
determinado pero en la que el tiempo desaparece, es un desorden que viene a
renovar a la sociedad, se rompe toda restricción, desaparece la identidad y
surge una identidad colectiva:
“En el
carnaval desaparece el orden existente y el pueblo pone en escena la abolición
provisional de privilegios, reglas y tabúes. Al menos por un momento, se
extingue toda distinción entre dirigentes y ejecutantes, entre actores y
espectadores. Todos amanecen iguales y reina una forma especial de contacto
libre entre individuos que en la vida cotidiana se encuentran separados por las
barreras infranqueables”.[2]
Sin embargo
esta idea de lo “carnavalesco” retomada en la literatura, también está presente en la
pintura y las artes contemporáneas; algunas obras artísticas se han construido
a partir de un discurso “carnavalizado”, es decir se hace alusión a elementos
del carnaval pero no necesariamente de manera intencionada por el autor. Un
ejemplo de esto es el trabajo del artista performancero Guillermo Gómez-Peña,
quien desde finales del siglo pasado hasta la actualidad ha trabajado en torno
al interculturalismo, identidad híbrida y memoria social de Estados Unidos y
México, especialmente sobre la cultura de la frontera. En 1993 junto con Roberto
Sifuentes y Nola Mariano fundó el colectivo artístico La Pocha Nostra que hasta la fecha ha
tenido presencia con proyectos de arte experimental conferencias y
presentaciones.
Guillermo Gómez-Peña
mezcla distintos géneros artísticos como el performance, la instalación, el
video, entre otros, para elaborar discursos artísticos multidisciplinarios y
complejos con críticas políticas, sociales y culturales. En las obras de Gómez-Peña
se desvanece la línea entre la estética y la realidad social, conjunta también
el humor chicano, el inglés y el español (lo denominado spanglish). Mediante sus
obras, permite al espectador visualizar problemáticas de manera irónica
y grotesca, sin dejar de lado la reflexión social.
Pero quizá una
de sus obras en la que se visualiza mejor el concepto de lo “carnavalizado” es The Great Mojado Invasión (La Segunda Guerra
EE.UU. – México) (2001) un filme que realizó junto con el cineasta Gustavo
Vázquez. Dicha obra está construida a partir de un discurso artístico que carnavaliza lo político, lo social y lo
cultural en las relaciones de poder que se han establecido entre Estados Unidos
y México.
The Great Mojado Invasión es un seudocumental
en el que se proyecta el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y México,
es una historia alterna a la “oficial” en donde después de una segunda guerra,
México vence a Estados Unidos y toma el control sobre él. Esta obra artística
ejemplifica claramente el concepto de realismo
grotesco del que habla Bajtin en su texto La Cultura Popular en la Edad Media y el Renacimiento, es decir:
“[…] el sistema de imágenes de la cultura popular, el principio material y
corporal que aparece bajo la forma de la fiesta utópica”. (Bajtin, 1987:23)
Durante la trama de dicho filme se presenta un collage
de películas mexicanas, (clasificación B) realizadas por estadounidenses; se
crean además personajes al estilo kitsch
que van narrando la historia utilizando en sus discursos el recurso
retórico de la ironía. Es una yuxtaposición de la realidad y la ficción
carnavalesca, mediante la cual se lleva a cabo una
crítica al poder que ha ejercido este país en diferentes sectores, y al racismo
que sufren los mexicanos en Estados Unidos.
La obra de Goméz-Peña es un arte alternativo contemporáneo con crítica
social y política que se puede analizar, como ya se mencionó, desde la
construcción de una realidad alterna grotesca y el concepto de lo
“carnavalizado” como forma de estética de creación... (Continuará)
Leer el texto "La experiencia emigrante del
performero. Texto poético-dramático" (fragmento), de Guillermo Gómez Peña.
Revista Conjunto, Nº 122
Leer
entrevista de Gabriela Salgado a Guillermo Gómez Peña "Actuando en las zonas del silencio". En
e-misférica 3.2
***Si te interesa ver completo el documental The Great Mojado Invasion puedes contactarnos por este medio para hacerte llegar una copia.
[1] José Carlos Mariategui, Obras
Completas Cronológicas, Volumen 15. El alma matinal, pág. 45,
http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/mariategui_jc/s/OOM017%20Mariategui.pdf
[2] Claudio Albertani en Una
propuesta de Armando Bartra, Carnavalizar la política/ politizar el carnaval