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. las lágrimas son signos, no expresiones. A través de mis
lágrimas cuento una historia, produzco un mito del dolor y desde ese momento me
acomodo en él: puedo vivir con él, porque al llorar, me doy un interlocutor
enfático que resume el más “verdadero” de los mensajes, el de mi cuerpo, no el
de mi lengua: “Las palabras ¿qué son? Una lágrima dirá más”.
Roland Barthes, 1982
Este espacio de
letras ha sido una cartografía de las expresiones artísticas vinculadas a la
resignificación estética del cuerpo violentado. Las últimas publicaciones han
estado relacionadas con el arte corpóreo como forma de resistencia y denuncia
de la violencia ejercida hacia a las mujeres, sin embargo, no olvidando la
trascendencia de dicha problemática, esta vez me gustaría abordar otro tema que
también conlleva la resigificación de la corporeidad más allá del mero estudio
de su estructura física y material: el bioarte.
El bioarte, se ha consolidado como una de
las vanguardias del nuevo siglo, en este tipo de creaciones, los materiales
orgánicos se convierten en instrumentos artísticos; animales, plantas, genes,
piel y el cuerpo humano, se utilizan como territorio de experimentación para
llevar a cabo obras estéticas. Uno de los propósitos del bioarte es cuestionar el quehacer científico y tecnológico cuando
éste último deja de lado la función social y se encarga únicamente de actuar
como medio de control de los sectores dominantes. El concepto bioarte es en sí, un concepto que desafía la mirada de la vida y
del arte mismo, propone nuevos espacios de creación artística y formas
estéticas de aproximarse a los seres biológicos.
Edith Medina es una de las artistas representativas del bioarte en México, desde 2004, hasta la
fecha ha llevado a cabo investigaciones sobre la postura, modificación y
expansión del cuerpo humano a través de los avances de la ciencia y la
tecnología; sus trabajos se han desarrollado en los campos de la biología, la
biotecnología y el arte. En una de sus obras, Cultivo de lágrimas utiliza técnicas de microbiología y biología
sintética para llevar a cabo una serie de piezas que estudian las connotaciones
sociales de las lágrimas, esto a partir del cultivo de lágrimas de diversas mujeres.
A lágrima viva, es uno de los
proyectos de la serie Cultivo de lágrimas.
En palabras de la artista.
A lágrima
viva se integra a partir de una instalación biológica con las lágrimas de 20
mujeres donantes, visualizando en diversos formatos y medios, la información de
estas lágrimas (fotografía y video microscópico, cultivo de bacterias de las
mismas, datos biológicos y las bitácoras de las extracciones). [Una de las
premisas de la pieza es] profundizar en la integración socioecológica de
procesos corporales biológicos que al ser reinterpretados de manera
social-antropológica-cultural construyen nuestra identidad y nuestro entorno,
de esta manera me interesa visualizar “como nos constituimos como sujetos en la
sociedad tecno-científica en la que nos hallamos”.
A lágrima viva es una obra que recontextualiza las lágrimas en un acto estético más
allá de la “función pragmática de la lágrima”, con esta pieza se visualiza lo
humano no sólo desde el horizonte de lo humano ya que se libera a la corporeidad
del estudio frívolo, controlador y funcional de la bilogía y la anatomía.
Cabe señalar que
las obras de Edith Medina son muestras representativas de la producción
artística en la que convergen la investigación, diferentes disciplinas y la divulgación
de resultados que generan procesos cognitivos, y que establecen diálogos
polifónicos entre la ciencia, el arte y la tecnología.
Asimismo, la
producción estética de Edith Medina nos hace reflexionar sobre aspectos que
involucran, lo social, lo cultural y lo tecnológico; mediante un lenguaje
artístico transdicipliario hace una crítica al papel de la ciencia en la sociedad
contemporánea, mostrando aspectos extra artísticos que deconstruyen al arte, a
la ciencia y al uso cotidiano de las nuevas tecnologías.
Contacto Edith
Medina: