lunes, 26 de agosto de 2013

De Pantagruel a la Pocha Nostra

"Los pueblos capaces de la victoria fueron los pueblos capaces de un mito multitudinario. El hombre contemporáneo siente la perentoria necesidad de un mito. El escepticismo es infecundo y el hombre no se conforma con la infecundidad".
                                                                    José Carlos Mariátegui.[1]



Hace poco leí el artículo Una propuesta de Armando Bartra, Carnavalizar la política/ politizar el carnaval en la que el autor analiza la propuesta de Bartra en el libro, Hambre y carnaval. Dos miradas a la crisis de la modernidad. Cuando comencé la lectura inmediatamente recordé el texto La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento de Mijail Bajtin (más tarde en el artículo mencionado el autor lo retoma) en donde se habla de lo carnavalesco en la obra de Francois Rabelais. Lo carnavalesco como una forma de visualizar o más bien ridiculizar, profanar, parodiar, e invertir la “realidad” cotidiana. Bajtin hace alusión al carnaval en la Edad Media, una fiesta que ocurre en un tiempo determinado pero en la que el tiempo desaparece, es un desorden que viene a renovar a la sociedad, se rompe toda restricción, desaparece la identidad y surge una identidad colectiva:

“En el carnaval desaparece el orden existente y el pueblo pone en escena la abolición provisional de privilegios, reglas y tabúes. Al menos por un momento, se extingue toda distinción entre dirigentes y ejecutantes, entre actores y espectadores. Todos amanecen iguales y reina una forma especial de contacto libre entre individuos que en la vida cotidiana se encuentran separados por las barreras infranqueables”.[2]

Sin embargo esta idea de lo “carnavalesco” retomada  en la literatura, también está presente en la pintura y las artes contemporáneas; algunas obras artísticas se han construido a partir de un discurso “carnavalizado”, es decir se hace alusión a elementos del carnaval pero no necesariamente de manera intencionada por el autor. Un ejemplo de esto es el trabajo del artista performancero Guillermo Gómez-Peña, quien desde finales del siglo pasado hasta la actualidad ha trabajado en torno al interculturalismo, identidad híbrida y memoria social de Estados Unidos y México, especialmente sobre la cultura de la frontera. En 1993 junto con Roberto Sifuentes y Nola Mariano fundó el colectivo artístico La Pocha Nostra que hasta la fecha ha tenido presencia con proyectos de arte experimental conferencias y presentaciones.


Guillermo Gómez-Peña mezcla distintos géneros artísticos como el performance, la instalación, el video, entre otros, para elaborar discursos artísticos multidisciplinarios y complejos con críticas políticas, sociales y culturales. En las obras de Gómez-Peña se desvanece la línea entre la estética y la realidad social, conjunta también el humor chicano, el inglés y el español (lo denominado spanglish). Mediante sus obras, permite al espectador visualizar problemáticas de manera irónica y grotesca, sin dejar de lado la reflexión social.


Pero quizá una de sus obras en la que se visualiza mejor el concepto de lo “carnavalizado” es The Great Mojado Invasión (La Segunda Guerra EE.UU. – México) (2001) un filme que realizó junto con el cineasta Gustavo Vázquez. Dicha obra está construida a partir de un discurso artístico que carnavaliza lo político, lo social y lo cultural en las relaciones de poder que se han establecido entre Estados Unidos y México.


The Great Mojado Invasión es un seudocumental en el que se proyecta el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y México, es una historia alterna a la “oficial” en donde después de una segunda guerra, México vence a Estados Unidos y toma el control sobre él. Esta obra artística ejemplifica claramente el concepto de realismo grotesco del que habla Bajtin en su texto La Cultura Popular en la Edad Media y el Renacimiento, es decir: “[…] el sistema de imágenes de la cultura popular, el principio material y corporal que aparece bajo la forma de la fiesta utópica”. (Bajtin, 1987:23)

 Durante la trama de dicho filme se presenta un collage de películas mexicanas, (clasificación B) realizadas por estadounidenses; se crean además personajes al estilo kitsch que van narrando la historia utilizando en sus discursos el recurso retórico de la ironía. Es una yuxtaposición de la realidad y la ficción carnavalesca, mediante la cual se lleva a cabo una crítica al poder que ha ejercido este país en diferentes sectores, y al racismo que sufren los mexicanos en Estados Unidos.

La obra de Goméz-Peña es un arte alternativo contemporáneo con crítica social y política que se puede analizar, como ya se mencionó, desde la construcción de una realidad alterna grotesca y el concepto de lo “carnavalizado” como forma de estética de creación... (Continuará)                                           

Leer entrevista de Gabriela Salgado a Guillermo Gómez Peña "Actuando en las zonas del silencio". En e-misférica 3.2

***Si te interesa ver completo el documental The Great Mojado Invasion puedes contactarnos por este medio para hacerte llegar una copia.




[1] José Carlos Mariategui, Obras Completas Cronológicas, Volumen 15. El alma matinal, pág. 45, http://www.archivochile.com/Ideas_Autores/mariategui_jc/s/OOM017%20Mariategui.pdf

miércoles, 19 de junio de 2013

Macunaíma. Construcción y acción corpórea

ATENCIÓN! Si usted odia las escusas absténgase de leer los siguientes párrafos…

Cuerpo-arte-violencia, son líneas argumentativas que hemos desarrollado durante la existencia de este blog. “Todo es cuerpo” (sujeto de la acción) me comentaron hace poco tres especialistas en literatura latinoamericana; y por otra parte, el arte aunque no es igual a vida ha sido un medio para traducir estéticamente “cualquier forma” de violencia cotidiana acaecida en el contexto latinoamericano, el cual ha estado permeado de incertidumbre y desánimo social.

Hace algunos meses Guatemala sufrió el desgaste ante la respuesta de la Corte de (in) Constitucionalidad[1] del  juicio como genocida al ex dictador Efraín Ríos Montt; en Argentina el ex dictador Jorge Rafael Videla, justificó, hasta su muerte, el terrorismo de Estado; y en México se padece el regreso del PRI y los miles de asesinados que dejó el sexenio de Felipe Calderón. Estos sucesos, por mencionar algunos, evidencian un panorama latinoamericano poco alentador, sin embargo es en esta misma coyuntura que podemos reflexionar en torno al papel que ha desempeñado el arte y la literatura como medio de crítica y resistencia.

En este sentido, con la finalidad de abrir la perspectiva a nuevas líneas temáticas, a continuación se reflexiona en torno a una obra literaria brasileña en la que se lleva a cabo, a través de la sátira, una crítica y denuncia de la violencia simbólica hacia la diversidad de las culturas latinoamericanas.

[Macunaíma] es un libro de varios niveles de lectura: el histórico, el simbólico, el irónico, el satírico y paródico, el estructural y el lingüístico con trascendencias culturales en tanto sistema complejo que incluye varias expresiones del arte, como la música popular y la académica, y otras disciplinas como la psicológica social y política.

Coral Pérez,
Editorial el perro y la rana 2007

La novela Macunaíma (1928) del poeta, novelista y musicólogo Mário de Andrade es una de las obras más representativas del movimiento vanguardista latinoamericano[2] (Modernismo) en Brasil. Dicho movimiento se inició en 1922 en la ciudad de San Pablo con la Semana de Arte Moderno, uno de sus antecedentes más cercanos se dio en México con el movimiento artístico interdisciplinario denominado: Estridentismo.

Macunaíma (1928) es una novela que está construida a manera de rapsodia[3], los fragmentos de la obra no se presentan de manera lineal, y a pesar de que cada uno tiene su propia significación están relacionados entre sí. El origen de la novela Macunaíma es según el propio autor una “desesperada conmoción lírica” que surgió después leer la recopilación de  leyendas  indígenas de la Amazonia brasileña y venezolana del etnógrafo alemán Koch-Grünberg.

Macunaíma es el nombre del protagonista de la novela, un “héroe sin ningún carácter” proveniente de un pueblo poco civilizado; un hombre de raza negra, que según la propia construcción del autor, es tendencioso, flojo, sin moral, mentiroso, al que su familia denomina como “feo y tonto”…

(El 1969 Joaquim Pedro de Andrade dirigió el filme Macunaíma,
basado en la novela del mismo nombre)


…pero Macunaíma de pronto, gracias a un suceso mágico, se trasforma en un hombre de raza blanca, convirtiéndose así en un fetiche sexual de las mujeres, y en un “héroe” que paradójicamente resuelve todo para desatar al caos. Tras convertirse en un hombre “blanco” el personaje Macunaíma migra a una metrópoli, y en ese contexto experimenta circunstancias que lo envuelven en la banalidad, consumismo, superficialidad y desapego a sus costumbres originarias. 


 Macunaíma (1928) de Mário de Andrade surge, en primera instancia, como una ruptura de los modelos vigentes de la novela europea; es una crítica del concepto de nacionalismo con el que se pretendía, de alguna forma, homogeneizar a distintas culturas sin tomar en cuenta el carácter heterogéneo de las mismas; y es además una sátira de la violencia simbólica que causan los prejuicios y discriminación hacia el otro. La novela se puede situar dentro de la literatura cómica ya que se construye a partir del humor carnavalesco y el “realismo grotesco (es decir el sistema de imágenes de la cultura cómica popular)”[4] tal como se presenta en las obras del escritor francés Fracois Rabelais.

En el desarrollo de la novela Macunaíma, se evidencia la recuperación de algunas leyendas y mitos de la cultura nativa brasileña, asimismo se muestra una mirada crítica de la coyuntura sociopolítica cultural e histórica por la que atravesaba Brasil en la segunda década del siglo XX. Es una novela además que su estructura está compuesta por figuras retóricas con las que se hace alusión a la búsqueda de una identidad multicultural de acuerdo al territorio amplio y complejo de los pueblos amazónicos, además de que a través de la narración se recupera el lenguaje popular y prosaico de dichos pueblos.


Macunaíma es un estudio historiográfico de las manifestaciones culturales de la vida amazonia, y una crítica a la idea racista del hombre negro como “feo y tonto” y el hombre blanco como poseedor de una belleza “aparente” según los cánones occidentales. 

En conclusión, en la novela Macunaíma (1928) de Mário de Andrade se encuentran diversos elementos retóricos que hacen alusión a un discurso con crítica política, social y cultural de los pueblos amazónicos, particularmente a través de la construcción corpórea de un personaje y su contexto. Macunaíma es una novela que hace reflexionar en torno a la universalidad de una narrativa particular latinoamericana.








[1] A propósito de la intentona de “Ríos de Sangre Montt”  de candidatearse nuevamente a la presidencia, la artista Guatemalteca Regina José Galindo llevo a cabo en 2007 el performance ¿Quién puede borrar las huellas? Ver vídeo.  

[2] En las primeras décadas del siglo XX surge el fenómeno estético de las vanguardias latinoamericanas, consolidando así una recuperación, pero a la vez una crítica, de las nacientes vanguardias históricas europeas; tal como señala Roberto Fernández Retamar “uno de los logros más definitivos de la vanguardia latinoamericana fue una desafiante proclamación de los valores no occidentales en la América Latina (Fernández, 1997, p. 186). En el ámbito de la literatura comienzan a surgir diversos autores cuyo principal objetivo era evidenciar el contexto latinoamericano y la heterogeneidad de sus culturas.

[3] Para referirse a la novela Macunaíma, Andrade fue quien utilizó el término “rapsodia”,  el cual también guarda relación con su faceta de musicólogo.

[4] El concepto “realismo grotesco” se retoma del autor Mijail Bajtin (1987) en, La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de Francois Rabelais. Madrid: Alianza Editorial. Pág. 23.

*AR

jueves, 9 de mayo de 2013

A lágrima viva



. . . las lágrimas son signos, no expresiones. A través de mis lágrimas cuento una historia, produzco un mito del dolor y desde ese momento me acomodo en él: puedo vivir con él, porque al llorar, me doy un interlocutor enfático que resume el más “verdadero” de los mensajes, el de mi cuerpo, no el de mi lengua: “Las palabras ¿qué son? Una lágrima dirá más”.

Roland Barthes, 1982

Este espacio de letras ha sido una cartografía de las expresiones artísticas vinculadas a la resignificación estética del cuerpo violentado. Las últimas publicaciones han estado relacionadas con el arte corpóreo como forma de resistencia y denuncia de la violencia ejercida hacia a las mujeres, sin embargo, no olvidando la trascendencia de dicha problemática, esta vez me gustaría abordar otro tema que también conlleva la resigificación de la corporeidad más allá del mero estudio de su estructura física y material: el bioarte.

El bioarte, se ha consolidado como una de las vanguardias del nuevo siglo, en este tipo de creaciones, los materiales orgánicos se convierten en instrumentos artísticos; animales, plantas, genes, piel y el cuerpo humano, se utilizan como territorio de experimentación para llevar a cabo obras estéticas. Uno de los propósitos del bioarte es cuestionar el quehacer científico y tecnológico cuando éste último deja de lado la función social y se encarga únicamente de actuar como medio de control de los sectores dominantes. El concepto bioarte es en sí, un concepto que desafía la mirada de la vida y del arte mismo, propone nuevos espacios de creación artística y formas estéticas de aproximarse a los seres biológicos.

Edith Medina es una de las artistas representativas del bioarte en México, desde 2004, hasta la fecha ha llevado a cabo investigaciones sobre la postura, modificación y expansión del cuerpo humano a través de los avances de la ciencia y la tecnología; sus trabajos se han desarrollado en los campos de la biología, la biotecnología y el arte. En una de sus obras, Cultivo de lágrimas utiliza técnicas de microbiología y biología sintética para llevar a cabo una serie de piezas que estudian las connotaciones sociales de las lágrimas, esto a partir del cultivo de lágrimas de diversas mujeres. A lágrima viva, es uno de los proyectos de la serie Cultivo de lágrimas. En palabras de la artista.

A lágrima viva se integra a partir de una instalación biológica con las lágrimas de 20 mujeres donantes, visualizando en diversos formatos y medios, la información de estas lágrimas (fotografía y video microscópico, cultivo de bacterias de las mismas, datos biológicos y las bitácoras de las extracciones). [Una de las premisas de la pieza es] profundizar en la integración socioecológica de procesos corporales biológicos que al ser reinterpretados de manera social-antropológica-cultural construyen nuestra identidad y nuestro entorno, de esta manera me interesa visualizar “como nos constituimos como sujetos en la sociedad tecno-científica en la que nos hallamos”.



A lágrima viva es una obra que recontextualiza las lágrimas en un acto estético más allá de la “función pragmática de la lágrima”, con esta pieza se visualiza lo humano no sólo desde el horizonte de lo humano ya que se libera a la corporeidad del estudio frívolo, controlador y funcional de la bilogía y la anatomía.


Cabe señalar que las obras de Edith Medina son muestras representativas de la producción artística en la que convergen la investigación, diferentes disciplinas y la divulgación de resultados que generan procesos cognitivos, y que establecen diálogos polifónicos entre la ciencia, el arte y la tecnología.


Asimismo, la producción estética de Edith Medina nos hace reflexionar sobre aspectos que involucran, lo social, lo cultural y lo tecnológico; mediante un lenguaje artístico transdicipliario hace una crítica al papel de la ciencia en la sociedad contemporánea, mostrando aspectos extra artísticos que deconstruyen al arte, a la ciencia y al uso cotidiano de las nuevas tecnologías. 

Contacto Edith Medina:


lunes, 1 de abril de 2013

¡Alí Somos Todos!


Deja que los sueños vuelen y hagan realidades
Hoy no duermo y aún así me poseen,
Los Sueños, hermanos de los Deseos
Hijos de la dulce Muerte.

Alí Dessiré Cuevas Castrejón.

Intervenir la memoria colectiva, rescatar lo olvidado. Hacer que los acontecimientos no se desvanezcan, volverlos una constante latente... Hoy escribo nuevamente para recordar, lo que ha sido desatendido por los medios de información, por el Estado, por algunos sectores de la sociedad: la violencia falocéntrica que sufren las mujeres en sus relaciones de pareja; una violencia que conlleva al asesinato, y se oculta, casi siempre, bajo la sombra, de un falso "amor" y un control sutil que un instante se convierte en una posesión absoluta; una violencia que no discrimina razón social, ni edad, que ha estado aceptada y respalda por una sociedad silenciosa en la que se visualiza a la mujer como débil, incapaz de valerse por sí misma y exigir respeto. 

El ideal de un "amor romántico" es muchas veces de donde emana la violencia de pareja, algunas mujeres son educadas en su familia y entorno para servir y complacer al género masculino; la publicidad, los medios de información masiva, la Iglesia, la Escuela y el propio núcleo familiar, han jugado un papel muy importante en establecer los roles que deben tener los hombres y las mujeres; "los hombres se ven influenciados y educados para ser valientes, fuertes, ganadores, independientes, proveedores, para ser admirados y para ser amados" (Flores Castillo, 2011:408)  mientras que las mujeres "independientemente de su condición social, se incorporan gradualmente a una dinámica de servicio, construyen su identidad femenina siempre en miras de cuidar al otro, de vivir para otro, de ser para otros" (Flores Castillo, 2011:408).

La violencia dentro de una relación de pareja se ve posibilitada por todo un proceso de socialización y mandatos de género ligados a la idea del amor romántico, los cuales propician y refuerzan las asimetrías de género y el entorpecimiento de la comunicación. (Flores Castillo, 2011:406).

Alzar la voz, mostrarse resistente a la idea de continuar repitiendo patrones de conducta machista y sumisión femenina, denunciar cualquier abuso de poder hacia las mujeres, son algunos de los propósitos de colectivos artísticos feministas como "AlíSomosTodas" cuyo nombre hace referencia a situarse en el lugar de una joven poeta mexicana, estudiante de Letras Clásicas en la UNAM,  llamada Alí Dessiré quien en 2009 a la edad de 24 años fue asesinada por su pareja sentimental. "AlíSomosTodas" es un grito de resistencia, es una forma de exigir a la sociedad que no se quede inmóvil, es decirle al otro que si violentan a una violentan a todas, es recuperar la voz de una mujer que fue silenciada, pero que aún sigue viviendo en  sus versos, en la memoria y en las acciones de este grupo feminista.

"AlíSomosTodas" es un grupo activo de mujeres que intervienen los espacios públicos para llevar a cabo acciones performáticas que denuncian hechos violentos en contra de mujeres, tal es el caso del performance "Cécile Presente" realizado en mayo de 2012 en el zócalo de la Ciudad de México en "protesta del feminicidio de Cécile Denise Acosta Reynaud, ciudadana mexicano-francesa quien fue asesinada el 9 de abril de 2012 en la India, por su ex pareja el mexicano Martín Manrique Mansour".



En septiembre de 2012 en la Facultad de Ciencias de la UNAM, el colectivo AlíSomosTodas llevo a cabo "Escrache feminista" para denunciar públicamente la responsabilidad del catedrático Martín Manrique Mansour, por el feminicidio de Cécile.

            
El asesinato de Cécile está, en gran parte, olvidado por la sociedad y los medios de información, mientras que miles de mujeres siguen siendo victimas de violencia por parte de sus parejas, y otras más asesinadas brutalmente. Es evidente que no ha sido prioridad de las autoridades la penalización del feminicido pues los avances en cuanto al tema son muy lentos, al grado que para muchos personas escuchar que una mujer es asesinada o incluso ser víctima propia de violencia, es algo que tristemente se percibe ya como algo "cotidiano".


Quizá puede parecer reiterativo que en este espacio se insista sobre la violencia hacía las mujeres, pero esta es una lucha que no cederá hasta que se respete la integridad de hombres y mujeres: ¡Alí Somos Todas!, ¡Alí Somos Todos! 

Referencias

Flores Castillo, Nancy Lyzvet, (2011). Del amor ideal al desencanto real. Reflexión sobre la espectativa que tienen algunas mujeres en las relaciones de pareja, en La bifurcación del caos, México: Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco.

miércoles, 13 de febrero de 2013

¡Bailemos contra el patriarcado!




“No hay nada más poderoso que el baile. Es contagioso, es sexual, te libera y nadie puede controlarlo. Por eso asusta. La mayoría de las mujeres no nos vestimos como nos gustaría. No vamos con libertad a cualquier sitio a todas las horas del día porque nos da miedo que nos ataquen, nos hagan daño, nos violen. Y cuando bailemos el día 14 la idea es romper esa jaula de patriarcado, de miedo, de intimidación en la que llevamos siglos metidas”  
                                                      
                                                                                            Eve Ensler, 2013 [1]



Mientras millones de personas alrededor de distintos países del mundo celebran el melodramático-consumiasiolítico “día del amor (14 de febrero) billones más de mujeres también en todo el mundo continúan siendo violentadas [2] de manera cotidiana. Más allá de trivializar y comercializar el concepto amor en nuestras sociedades contemporáneas que Guy Debord [3] denominó como “del Espectáculo” [4] este año el 14 de febrero ha sido el pretexto para llevar a cabo una serie de protestas en contra de la violencia hacia las mujeres.

“Una de cada tres mujeres del planeta será violada o maltratada a lo largo de su vida. Mil millones de mujeres violadas es una atrocidad. Mil millones de mujeres bailando es una revolución”. Con esta premisa la activista estadounidense Eve Ensler lazó la campaña One Billion Rising, con la finalidad de hacer bailar a mil millones de personas el próximo 14 de febrero. A la par algunas ONG, colectivos o grupos de mujeres están convocando a celebrar de manera alternativa, el tan comercial y manipulado “día del amor”. La propuesta es la toma de espacios públicos por medio de acciones performáticas en las que los cuerpos mediante movimientos rítmicos y eróticos acompañados de música, segreguen endorfinas y liberen así sus miedos y prejuicios ante usa sociedad conservadora y reaccionaria.

Dicha convocatoria adquiere mayor impacto y significación cuando en los últimos días los diarios de circulación nacional e internacional  han destacado notas sobre la violencia hacia las mujeres:

“Por cada 100 mexicanas de 15 años y más que han tenido pareja o esposo, 47 han vivido situaciones de violencia  durante su actual o última relación, según datos del INEGI de 2012”.[5]

“Hay cifras escalofriantes y se podría dudar de su validez. Por ejemplo: ¿Es realmente cierto que una de cada tres mujeres en el mundo es violada o maltratada a lo largo de su vida? Eso significaría que mil millones de mujeres, es decir, la séptima parte de la población mundial, sufre algún tipo de abuso o vejación. ¿Imposible? Basta con echar una ojeada a las estadísticas oficiales que maneja la ONU para darse cuenta de que esta cifra es tristemente real”.[6]

Las cifras son reales y lo peor es que están incrementado; mientras las leyes hasta hace poco empezaron a tomar cartas en el asunto, durante muchos años en algunos estados de la República Mexicana era legal que un hombre matara a su cónyuge, si la encontraba teniendo relaciones sexuales con otro hombre. Y en Estados Unidos las leyes en contra de la violación hacia las mujeres fueron para dar protección a las esposas e hijas de hombres de clase alta, por lo que la mayoría de las veces las mujeres de clase trabajadora no eran tomadas en cuenta a la hora de denunciar delitos de esta índole.

Y para contextualizar, a pesar de que en los últimos años el término feminicidio ha adquirido un papel importante en varios discursos sociales críticos, todavía no está incluido oficialmente, por ejemplo, en los términos aceptados por la Real Academia Española, institución cultural encargada de planificar y regular las normas del idioma español. En su versión en línea, cuando se sugiere la búsqueda de la palabra feminicidio, aparece una leyenda que dice: “La palabra feminicidio no está en el Diccionario[7]. Aun cuando no se ha incluido en el diccionario más importante del castellano, la historia de esta palabra data hace más de 200 años atrás, cuando se utilizó por primera vez, en 1801 en una revista satírica inglesa, el término “femicidio”, publicación en la cual se usó dicho vocablo para designar el “asesinato de una mujer.[8] Sin embargo, fue hasta 1976 que Diana E. H. Russell, profesora emérita de sociología del Colegio Mills, de Oaklan California, pronunció la palabra “femicidio” en público, frente a casi 2 mil mujeres, en el primer Tribunal Internacional de Crímenes contra las mujeres en Bruselas, Bélgica, declarando que:

Debemos entender que muchos homicidios son, en efecto, femicidios. Debemos reconocer la política sexual del asesinato. Desde la quema de brujas en el pasado, pasando por la más reciente y generalizada costumbre de infanticidio del sexo femenino en muchas sociedades, hasta las matanzas por “honor”, nos percatamos que el femicidio ha ocurrido durante mucho tiempo. Sin embargo, debido a que involucra a meras mujeres, no existía una palabra que lo describiera hasta que se inventó el término “femicidio”.[9]


En México, el término femicidio fue acuñado por la antropóloga y legisladora Marcela Lagarde, después de leer el libro titulado Femicide: The Politics of Woman Killing(1992)[10], escrito por Jill Radford y Diana E. H. Russell. Sin embargo, Lagarde propuso hacer una pequeña diferencia en cuanto al vocablo “femicide”, que en su traducción al castellano es “femicidio”, término homólogo a homicidio, que significa asesinato de mujeres, y entonces estableció la palabra “feminicidio” para hablar de genocidio contra mujeres, lo que denota un concepto de significación política.[11]

Y regresando al principio la idea de “bailar contra el patriarcado” este próximo 14 de febrero es sumarse a la lucha contra la violencia y el feminicidio, es poder salir a las calles sin miedo a que el otro se sienta provocado y con el derecho de violentar el cuerpo femenino; es erradicar la construcción social de la que habla Virgine Despentes en su libro, cuando relata su experiencia al ser violada, "Teoría King Kong”: “como llevamos minifilada, como tenemos una el pelo verde y la otra naranja, sin duda, follamos como perras, así que la violación que se está cometiendo no es tal cosa”; bailar es la oportunidad de utilizar el cuerpo como “territorio de resistencia”[12] como “campo de batalla” [13] y demostrar así que nadie más bajo ninguna circunstancia puede transgedirnos.

* La protesta que se llevará a cabo este 14 de febrero no es un acto aislado, no solo esta fecha, sino constantemente muchos grupos están  trabajando, para muestra basta un click: 







http://www.facebook.com/Femen.UA 





[1] Eve Ensler es conocida mundialmente por sus “Monólogos de la vagina”
[2] cuando hablo de violencia me refiero a una sola, porque en mi manía de querer clasificar la violencia en sus distintas formas (psicológica, sexual, económica, emocional…etc.)  hace poco entendí que en realidad la violencia no se tipifica en una acción aislada sino más bien es un acto integral, por ejemplo  no hay violencia física sin que haya violencia emocional y viceversa.
[3] Guy Debord. La sociedad del espectáculo, Disponible en:
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/Societe.pdf
[4] Debord argumenta que “El espectáculo señala el momento en que la mercancía ha alcanzado la ocupación total de la vida social”. No son fortuitas las innumerables fechas conmemorativas que se han creado, cuyo fin real es el consumo excesivo de mercancías.
[5] Rubén Cortes en http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=158797
[6] Barbara Celis en http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/09/actualidad/1360440132_424758.html
[7] Diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición. Recuperado el 16 de mayo de 2011, de http://www.rae.es/rae.html
[8] Russell, Diana. (2006, 24 de noviembre) Feminicidio: la política del asesinato de mujeres. La nación. Recuperado el 13 de mayo de 2011 de
[9] Ídem
[10] Traducción: Femicidio: La política del asesinato de mujeres
[11]Nuestras hijas de regreso a casa. Recuperado el 16 de mayo de 2011, de http://www.mujeresdejuarez.org/
[12] La artista mexicana de lo corpóreo Lorena Wolffer utiliza dicho termino para argumentar su trabajo: (…) lo que busco con mis performances es provocar reflexiones sobre ciertos fenómenos sociales o políticos, más allá de la disciplina misma. Así, mis trabajos de performance me han permitido entender, utilizar y replantear mi cuerpo como un territorio de resistencia, no solo en las actividades performáticas sino, sobre todo, en la vida cotidiana”
[13]En 1989  la artista norteamericana Barbara Kruger llevó a cabo una obra cuyo nombre era “Tu cuerpo como campo de batalla”, Your body is a battleground”.